El perfecto dia perfecto

Aun no se en que diccionario voy a encontrar las palabras para describir mi vigesimo octavo cumpleanos. Fue un dia, pero sobre todo una noche, simplemente perfectos. De esos que cuentas a los nietos, o sobrinos en mi caso, y en los que te ves totalmente incapaz de perdirle nada mas a la vida. Una noche que, cada ano, cada 20 de octubre al recordarla, aflorara de mi boca una sonrisa tonta que pocos entenderan.

El dia amanecio en Pipa como cualquier otro por estos parajes, tranquilo, sin prisa... La noche anterior habia conocido a Monica y a Mauri, dos brasilenos que se conocieron en el camino y con los que me fui de paseo por toda la costa. No sabria decir que playa era mas bonita de todas las que visitamos. Parabamos a cada rato a tomarnos unas cervezas, agua de coco o a banarnos en el agua transparente. Asi anduvimos todo el dia y acabamos viendo el atardecer comiendo crepes con chocolate y platano.






Ya de vuelta al albergue y despues de cenar uno de los mejores arroces que he tomado en muchisimo tiempo (Galinhada en Otto y atendidos por George Harrison) me encontre con un pastel y con todos cantando el cumpleanos feliz en portugues...



Tras las lagrimas de emocion, soplar las velas y comernos la tarta, me fui por ahi a tomar algo con Coco y Gato, dos locos enfermos, como ellos dirian (adivinad su nacionalidad :-)) y por una noche, durante unas horas, simplemente se detuvo el tiempo. Por siempre quedaran en mi retina la vision del amanecer en la playa a las cinco de la manana, los delfines, la tormenta a la orilla del mar, la marea subiendo, la mirada penetrante de Gato en las rocas, la completa felicidad de Coco tirado en la hamaca hawaiana. Y por siempre resonaran en mis oidos los ataques de risa constantes, la musica de vuestro mp3, el canto del gallo afonico, pero sobre todo las historias que inventamos.

Nadie queria irse a dormir y yo que tenia que marcharme el 21 por la manana. Les da bronca. Mucha. Me da bronca. Tanta que cuando ya tengo las cosas metidas en la mochila las vuelvo sacar y decido quedarme. Y asi me paso 15 minutos, pero vuestra Magallanes ha de continuar el viaje. Ha de conocer Jericoacora, Jeri para los amigos... Ni forro, ni rave, ni ostias en vinagre... si queres pasarla bien, ponga dos portenos en su vida!!






No insisto, no encuentro las palabras. Asi que, como diria Gato, fue un encuentro. Un encuentro perfecto.