Disculpad si últimamente he descuidado mis obligaciones bloggeras, pero escribir la crónica de estas dos últimas semanas se me antoja imposible. Y aunque normalmente sentarme frente a un teclado con tal desorden emocional resulta gratificante y revelador, esta vez necesito limpiar un poco el polvo.
Por eso, voy a repetir aquí unas letras que escribí hace varios días para una de las personas más bellas e increíbles con las que he tenido el placer de cruzarme y a la que estoy profundamente agradecida (soy una pelotuda, no le dije lo mucho que le quería y ahora me arrepiento...). En fins, estas palabras reflejan exactamente lo vivido.
Tantas cosas por decir y tanto poco espacio...
Para resumir mi particular vorágine bien podría incluir aquí los versos de un tango, que he descubierto casan perfectamente con mi idiosincrasia melancólica y nostálgica. Pero de hacerlo, estaría apropiándome de un sentimiento que por mi condición de extranjera no me pertecene.
Sin embargo, he sentido que a veces caminar Buenos Aires era como hojear un álbum de fotografías que narraban mi historia. Se me han aparecido recuerdos olvidados en esquinas de sus calles y he compartido instantes de complicidad con multitud de miradas cruzadas en las páginas de sus librerías. Incluso me he encontrado maldiciendo el recurrente traspiés en los adoquines levantados del empedrado de San Telmo como si viniera tropezando cada verano. En esos momentos, he cerrado los ojos y me he regocijado pensando que por un segundo la ciudad ha sido mía.
[...]
Gracias por haber hecho que para mí Buenos Aires sea a partir de ahora: Mi Buenos Aires Querido.
Esto se acaba y supongo que ha llegado el momento de empezar a plantearse qué hacer los próximos meses, pero a día de hoy la única idea que se me viene a la cabeza una y otra vez es si Buenos Aires ha sido el fin o el comienzo de vaya usted a saber qué. Imagino que el tiempo lo decidirá por mi.
Así que mientras eso sucede, dejo pasar las horas echándote tanto de menos que ni ganas tengo de ver las cataratas.
Dejadme pues flotar cinco minutos más que la realidad ya se encargará de que aterrice.
Feliz navidad y... nos vemos el martes por la tarde! Qué ganas!!!
Despertares
Hace 15 años